Y es que con el nuevo elenco ya son tres los métodos que se podrán ver por toda la geografía española: la producción itinerante que estará de gira hasta mediados de diciembre de 2007, la madrileña y la barcelonesa. Es uno más de los logros que vienen a sumarse a la excelente cuenta de resultados de esta pieza teatral que ha entusiasmado a públicos tan dispares como el latinoamericano, el finlandés o el inglés. Su autor, atónito, aún no se lo explica. «Para mí es un fenómeno incomprensible. Intento seguir mi vida de autor teatral, he estrenado otras cosas desde El método, pero duran tres meses en cartel y luego se acaban. La única que permanece es ésta. No sé cuál es la clave de su triunfo, lo que sí sé es que nunca volveré a tener un éxito popular como éste».

Fue el 15 de septiembre de 2004 cuando Hipólito, Marcos, Roelas y entonces Jorge Bosch (ahora Eleazar Ortiz) hacían la primera función en el Marquina de El método Grönholm. Una anécdota real había servido a Galcerán para hacer una sátira sobre los procesos de selección de personal. La trama se desarrolla en la sala de una gran empresa donde cuatro altos ejecutivos optan por un mismo puesto. Los cuatro pasan 90 minutos -la obra transcurre en tiempo real- afrontando todo tipo de pruebas propias de la psicología laboral y que en ocasiones nada tienen que ver con el empleo que buscan. El final es la joya de la corona de esta pieza que se estrenó simultáneamente en Madrid y Barcelona y que actualmente se representa en más de 15 países (los próximos en experimentar el fenómeno Grönholm serán los romanos y los berlineses).

Hoy, tras 808 funciones y más de 700.000 representaciones, Hipólito y compañía abandonan la estabilidad madrileña para dejar la responsabilidad del mayor éxito teatral de los últimos años sobre los hombros de cuatro nuevos actores. «Ha sido un parto complicado», reconoció Juan Codina. «La obra es un reloj de maquinaria suiza, funciona a la perfección, con lo que no era fácil introducirse en ella». Codina ha sustraído a Hipólito «el mapa emocional» del personaje que comparten, pero «cada actor tiene su propia energía» y era poco eficaz hacer una copia exacta. «Hipólito hace un trabajo de virtuosismo sobre el escenario, pero yo tenía que encontrar mi propio lenguaje».

La riqueza del texto de Galcerán, en el que los veteranos siguen encontrando «cosas nuevas» tras más de 800 representaciones, ha sido un instrumento fundamental para el dinamismo de la obra. «Está lleno de sutilezas y sugerencias», admitió Hipólito, «los personajes están extraordinariamente diseñados y la obra muy bien dialogada». Y concluyó: «El reto del teatro es conseguir que parezca que siempre es la primera vez que representas esa pieza».

Por muy bueno que sea el texto, sin embargo, dirigir de nuevo la misma obra ha sido, para Tamzin Townsend, «un tanto complicado». «Yo quería que funcionara igual que la primera vez, pero tampoco quería una copia. Tenía el ritmo y la estructura de la obra muy claros, pero el resto ha ido poco a poco». Ahora puede decir que está «satisfecha» con el trabajo realizado. Eleazar Ortiz, que se incorporó tardíamente al elenco que inicia ahora la gira, la ha ayudado en este proceso.

«Una de las cosas buenas del cambio de reparto es que así la gente podrá repetir», animó Toni Acosta. Cristina Marcos, a quien sustituye Acosta en Madrid, abandonará paulatinamente la obra durante la gira. Será María Pujalte, conocida por el gran público por su papel en la serie Periodistas, quien se incorpore al elenco encabezado por Hipólito.

¿Hasta cuándo, pues, habrá Grönholm? «Queremos ser como La ratonera en Londres, mínimo 25 años», amenazó Codina.

El método Grönholm.

En el Teatro Marquina (Prim, 11). Precio, 20 euros.